La huelga paralizó principales industrias y educación
La huelga consiguió la paralización casi completa del sector de la construcción, dirigido por SUNTRACS (95%, según Genaro López); el movimiento magisterial logró un éxito similar en todo el país (AEVE, ASOPROF, AMIA, etc.), al igual que los administrativos de la Universidad de Panamá (ASEUPA); industrias como la Coca Cola, Concreto S.A., Plásticos Modernos y Empaques de Colón, pararon en un 100%; en Cemento Panamá, Cuadernos Escolares, Plastiglas, Harinas Panamá, Cervecería Nacional más del 50% de los trabajadores se sumaron a la huelga. Otros sectores industriales, que no pudieron parar, hicieron piquetes y marchas de protesta como en Industrias Lácteas (Estrella Azul), Varela Hermanos (en Pesé).
A lo cual hay que sumar movilizaciones populares y obreras en Colón, Santiago, David, en Aguadulce, Chitré incluso en Changuinola (donde Sitraibana no paró ya que venían de 11 días de huelga, pero sí lo hicieron gremios docentes y la construcción), así como una importante marcha indígena de más 4,000 personas en San Félix. En la ciudad de Panamá los trabajadores marcharon desde sus empresas y se concentraron en el Parque Porras, mientras el movimiento estudiantil universitario se sumó con un piqueteo en la Avenida Transístmica.
La huelga tuvo poco o ningún efecto en los sectores donde desde hace décadas no existen sindicatos y los trabajadores carecen de estabilidad laboral: comercio, bancos y empleados públicos. Hay que valorar que un movimiento tan grande no se daba desde 2005, cuando la gran huelga en defensa de la Caja de Seguro Social. La patronal, pese a sus intentos por demeritar la huelga, tuvo que reconocer pérdidas millonarias.
Fracasó el terrorismo de estado para evitar la huelga
Todo esto se logró pese al clima de terror e intimidación que intentó imponer el gobierno facistoide de Ricardo Martinelli, que lanzó una brutal represión contra los trabajadores bananeros y la población de Bocas del Toro, que resultó en la muerte de, al menos, 2 obreros (se habla de hasta 10 fallecidos), uno de ellos el dirigente sindical Antonio Smith, más de cien heridos, 30 de ellos con graves heridas, principalmente en la vista producto de los perdigones de la policía que disparó a la cara de los manifestantes, y centenares de arrestados.
Parte del clima intimidatorio fue el arresto de 30 activistas de SUNTRACS en la ciudad de Colón que permanecieron detenidos por más de una semana, así como la represión a la marcha del sábado 10 de julio y el cerco al Hotel Soloy para tratar de detener a los dirigentes de FRENADESO, así como el intento de arresto del Profesor Juan Jované, dirigente de ULIP.
La persecución contra el Prof. Jované, la dirigencia magisterial y de la construcción, se hizo en base a un expediente amañado y absurdo elaborado por la Procuraduría de la Nación en la que un supuesto “testigo protegido” les acusa de planear la afectación del tránsito por el Canal de Panamá. Aunque las órdenes de “conducción” giradas por el Fiscal Auxiliar han sido anuladas, debemos denunciar que el expediente sigue abierto y continúa detenido el dirigente sindical Jaime Caballero y, por “otro caso”, el periodista y militante de nuestro partido, Carlos Núñez.
La lucha sigue por la derogación total de Ley 30 y Ley Carcelazo
El éxito del movimiento también se mide por sus logros: aunque la Ley 30 y la Ley Carcelazo no han sido derogadas, el gobierno se ha visto en la necesidad de suspender los efectos de de los artículos 12, 13 y 14 de la Ley 30, que fue el principal logro de la lucha de Bocas del Toro.
Sin embargo, todo el movimiento sindical ha dicho con claridad que, si bien este es un logro, no satisface, porque la demanda es por la derogación completa de la Ley Chorizo que, además de los artículos antisindicales, contiene aspectos que afectan a las regulaciones ambientales y a los derechos humanos, como la impunidad que se pretende establecer hacia los elementos de la Policía, cuyo primeros efectos se han visto en las salvajidades cometidas contra la población bocatoreña.
Además el gobierno se ha visto obligado a convocar una Comisión de “Diálogo”, con posterioridad a los hechos, respecto de la cual advertimos que la representación obrera está disminuida a tres voceros de un total de 13 personas compuestas por funcionarios del ejecutivo, el sector empresarial y las iglesias.
Lo que está en juego es el sistema democrático
Como ha denunciado el Prof. Jované, los acontecimientos demuestran que el gobierno del Sr. Martinelli pretende socavar todas las instituciones democráticas del país para imponer los intereses de la cúpula oligárquica, financiera y comercial que controla nuestra economía. Se ha demostrado que, el interés de Martinelli por pisotear la separación de los órganos del Estado, es para imponer leyes antipopulares que favorecen sus intereses económicos y luego usar la Procuraduría y la Corte Suprema de Justicia para perseguir y acallar a los opositores.
El gobierno de Martinelli pretende imponer un modelo económico como el de Singapur, donde los trabajadores carezcan de los más elementales derechos democráticos, sindicales y hasta de manifestarse públicamente. La democracia panameña está en peligro.
Porque la lucha no ha terminado, es necesario que se sostengan los niveles de unidad y coordinación alcanzados por el movimiento sindical y popular. Y, como señalamos en anteriores comunicados, es necesario que se depongan sectarismos que debilitan la movilización, para que todos los movimientos sociales puedan confluir en la defensa de las conquistas democráticas, desde los sindicalistas hasta los ecologistas y defensores de los derechos humanos.
Es la hora de construir la alternativa política de los trabajadores
Los resultados de las medidas del gobierno y la movilización obrera implican una ruptura masiva de la población que le dio el voto a Martinelli hace un año. La encuesta de Dichter & Neira, dada a conocer el mismo día de la huelga, muestra que el 60% de los encuestados dijo que NO VOLVERÍA A VOTAR CON MARTINELLI.
Ante el descrédito de los partidos y políticos tradicionales; ante este Martinelli que es “más de los mismo”, igual que Martín Torrijos, Mireya Moscoso y Pérez Balladares, es la hora de que los trabajadores y la ciudadanía conciente que aspiramos a un país en que impere la democracia con justicia social, construyamos el partido de los de abajo, del verdadero cambio para sacar a los mafiosos oligarcas que se han tomado el poder político.
El Partido Alternativa Popular, cuya militancia ha sido parte activa de esta lucha y de los éxitos de esta huelga, invita a todos y todas a unirnos en este esfuerzo para construir la alternativa política que el pueblo panameño demanda.
Panamá, 13 de julio de 2010.
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